Tenemos nietos en 3 ciudades, y la semana pasada nos llevó a Filadelfia para celebrar una Navidad anticipada con nuestra familia allí. Para nuestra sorpresa, ¡también nos encontramos con un clima que no se parecía en nada a Tampa! Mientras nos sentamos en el aeropuerto para nuestro vuelo a casa, la cancelación tras la cancelación se emitió a través del sistema de megafonía, luego, todo el aeropuerto, CERRADO.
Mientras la gente hacía fila para volver a reservar vuelos, usamos nuestros teléfonos y el ipad. Primero, el hotel en el aeropuerto. Asegure una habitación. Reservamos uno de los últimos disponibles. A continuación, un vuelo. Conseguimos 2 plazas en un vuelo de las 7:30 a la mañana siguiente. Tal como lo hicimos nosotros, anunciaron que NO habría vuelos el resto del día.
Mientras caminábamos por el aeropuerto hacia nuestro hotel, nos sorprendió la gran cantidad de nieve que seguía cayendo, y comenzamos a agradecer a Dios por su provisión, su favor y la claridad mental para pensar y actuar rápidamente.
El vestíbulo del hotel estaba lleno de actividad cuando llegamos, y sabíamos que de hecho fuimos bendecidos por haber obtenido una reserva, pero no solo eso, el caballero detrás del mostrador nos agradeció nuestra paciencia, nos ascendió al nivel de conserje del hotel Y tomó un 30% de descuento sobre la tarifa normal de rack para nuestra habitación. Estábamos agradecidos y sorprendidos.
En silencio, sentí que Dios me decía: “¡Mira, soy real! Estoy contigo en las cosas grandes, pero también estoy aquí en los pequeños detalles de la vida ”. Mientras decía este dulce mensaje en mi corazón, me recordó una conversación que tuve con mi hijastra la noche anterior.
Ella y nuestro yerno tienen 2 hermosos hijos, el más joven es un dulce niño con necesidades especiales. Está progresando de manera asombrosa, sin embargo, a menudo requiere energía y atención que requieren todo lo que sus padres tienen para dar. Hay momentos en que el camino parece largo y la responsabilidad fatiga. Sin embargo, perseveran.
Una tarde así, el sueño no llegaba y la lucha de la hora de la siesta estaba en marcha. ¿Darme por vencido o ceder? ¿Insistir en una siesta pero aún no estar seguro de lo que entiende o no? La angustia ... la angustia ... su dulce mamá se encontró en un charco frente a su puerta, llorando y buscando. Decirle a Dios que ya no estaba segura de poder hacer esto, ¡y pedirle ayuda!
Finalmente, llegó el sueño. Mientras lo hacía, mamá encontró su camino a Facebook para dejar de pensar en la lucha inmediata. Para su asombro, el primer mensaje que leyó fue un devocional que le recordaba que Dios es su fuerza. Que hará lo que ella no pueda. De hecho, le dijo que su fuerza aumenta en su debilidad.
En ese mismo momento, supo que Dios estaba allí, enviándole este mensaje tan necesario y la seguridad que estaba buscando. Ella supo - en ese mismo momento - ¡Dios es real!
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