Él te ha mostrado, oh hombre, lo que es bueno; ¿Y qué exige el Señor de ti? Pero para hacer justicia, Amar la misericordia, ¿Y caminar humildemente con tu Dios? – Miqueas 6:8 (NVI) |
El llamado al autogobierno
El 14 de enero de 2025, tuve el increíble honor de pronunciar el discurso de apertura en la Legislatura del estado de Oregon Desayuno de oración. Fue una ocasión trascendental para hablar sobre el tema del autogobierno, un principio que se encuentra en el corazón del liderazgo, el gobierno y la responsabilidad personal. Basándome en las Escrituras, la historia y mi propia trayectoria, busqué inspirar un llamado a un gobierno valiente y basado en principios, arraigado en la fe, la justicia y la humildad.

Gobierno: una confianza sagrada
Comencé haciendo referencia a la enseñanza del apóstol Pablo en Romanos, recordando a los presentes que todas las autoridades gobernantes son ordenadas por Dios. Al dirigirme a los funcionarios electos, enfaticé su designación divina: “Nos gusten o no, lo conozcan o no, Dios los ha colocado aquí para esta temporada. Se les ha confiado una responsabilidad sagrada”.
Este reconocimiento colocó el concepto de autogobierno dentro del marco de la rendición de cuentas, no sólo ante los votantes, sino en última instancia ante Dios.
Las cuatro dimensiones del autogobierno
Luego compartí mi comprensión del autogobierno a través de cuatro perspectivas distintas que han dado forma a mi vida:
- Gobierno monárquico
Como nieto de un rey de Camerún, crecí observando un sistema de gobierno en el que la autoridad estaba concentrada en un solo soberano. Si bien este modelo brindaba orden, carecía de inclusión, ya que el pueblo era simplemente un súbdito con poca voz en el gobierno. - Gobernanza democrática
El éxito de mi madre como política en Camerún me permitió conocer el poder de la democracia. En este sistema, los líderes son elegidos por el pueblo y deben rendir cuentas a éste. Fomenta la responsabilidad compartida y el empoderamiento, garantizando que la gobernanza sirva al bien colectivo. - Gobierno Corporativo
Como hombre de negocios, he experimentado el autogobierno a través de la confianza de accionistas y clientes. “Mis clientes votan al hacer negocios conmigo”, expliqué, destacando la necesidad de integridad y gestión en el liderazgo. - Gobierno espiritual
Por último, como predicador, considero que el autogobierno es la elección personal de someterse a la voluntad de Dios. “El verdadero autogobierno comienza cuando nos alineamos voluntariamente con la Palabra de Dios y nos hacemos responsables de su propósito”.

Los cuatro propósitos del gobierno
- Para proporcionar orden
Recordé a los dirigentes que su papel no es buscar popularidad, sino garantizar la estructura y la disciplina, incluso cuando no es popular. “Su trabajo es mantenernos en orden, nos guste o no”. - Para proteger a los inocentes
Destacando el papel del gobierno como defensor de los vulnerables, insté a los legisladores a tener en cuenta a los que no tienen voz y a orar por sabiduría en la toma de decisiones, especialmente para aquellos afectados por las políticas pero ausentes de la mesa de toma de decisiones. - Para castigar a los culpables
Compartí una historia muy personal sobre mi hija, que ilustra cómo la responsabilidad y las consecuencias pueden llevar a la transformación. “Sin consecuencias, el comportamiento no cambia. El amor verdadero no ignora las malas acciones, sino que busca corregirlas”. - Para facilitar la voluntad de Dios en el espacio público
Insté a los líderes a que alinearan sus decisiones con la voluntad de Dios o, para quienes no comparten mi fe, con la buena voluntad para todos. El liderazgo, en última instancia, es responsable ante una autoridad superior. Insté a los funcionarios a preguntarse: “¿Esta decisión facilita la voluntad de Dios?”

El espíritu pionero
Celebré el legado pionero de Oregón y pedí al estado que asumiera su identidad como pionero en materia de justicia, unidad y cooperación bipartidista. “Oregón está en su mejor momento cuando lidera”, declaré, inspirando a los líderes a forjar un camino de rectitud y reconciliación.
Animé a los funcionarios a rechazar la política divisiva del momento y, en su lugar, trazar un nuevo rumbo de bondad y colaboración, encarnando lo mejor del espíritu de Oregón.
Un encargo de oración
Para concluir mi discurso, me remití a las palabras del profeta Miqueas:
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y lo que el Señor exige de ti: practicar la justicia, amar la misericordia y andar humildemente con tu Dios.” (Miqueas 6: 8)
Oré por la fortaleza, la sabiduría y la humildad de los líderes de Oregón, recordándoles que su trabajo tiene un significado eterno. Afirmé su llamado a gobernar con amor y responsabilidad, garantizando un legado de justicia y rectitud.
Un Llamado a la Acción
Mi mensaje en el desayuno de oración fue un claro llamado a aceptar el autogobierno como una responsabilidad tanto personal como colectiva. Un gobierno eficaz comienza con la responsabilidad individual y se sustenta en un compromiso con los principios de Dios.
Mientras Oregon sigue afrontando sus desafíos, rezo para que mi visión de autogobierno sirva como guía para líderes y ciudadanos por igual, llamando a todos a trabajar juntos por un estado y una nación florecientes. Mis últimas palabras resonaron con esperanza: “Abramos un nuevo camino de unidad, amabilidad y amor, mostrando a la nación que los pioneros han regresado”.
Dios bendiga a Oregon. Dios bendiga a nuestros líderes.

Escuche el audio EN VIVO de mi discurso palabra por palabra:
Sirviendo con amor,

Patrice Tsague, Oficina del sirviente principal